En casa, en lugar de una señora que nos ayuda con los quehaceres del hogar, tenemos un hombre que usa delantal. Se llama Amador, lo contrató mamá y lo sabe hacer todo. Pasa el trapo rapidísimo, como si bailara, limpia los muebles y deja los azulejos brillantes. Compra comida ecológica y a buen precio, lava y plancha como nadie, y conoce un montón de trucos.
Desde que llegó, ha revolucionado toda la casa y también a los que vivimos en ella. Sobre todo a papá y a Santi, mi hermano. «Amador, eres mi ídolo, tú sí que llevas el delantal bien puesto», le digo yo. Mamá le dice: «¿Por qué no te conocí antes?». Y papá y Santi, ¿qué dicen?